domingo, 23 de febrero de 2014

SECCIÓN ASILO/ASYLUM, HOY: " PIRÁMIDES DE MIERDA"

  • "Pirámides de mierda", se llama

  • Estoy hecho pija, boludo. Hecho pija, te juro. Sabía que en algún momento iba a pasar esto. Me la veía venir: la distancia, etc. Pero estoy relleno de bronca, che. Bronca y celos. Bronca porque no puedo creer nada, y porque tampoco había necesidad de nada de todo esto. De nada. Nada. Sobre los primeros eventos, vaya y pase. Son comunes, pasan siempre, no tengo nada para decir. Ahora, el problema es todo el resto: las presentaciones, las expresiones de afecto embrutecidas, la repentina pitonisa, la bola de cristal con la casa, la pileta, el deck, la terraza para los asados y el Golden Retriever atado de la correa y toreándole a la Yaqui y al Dilan. Todo lo que va antes del etcétera, no. Y el etcétera tampoco. De nada de eso había ningún tipo de necesidad. Porque yo no encaré todo este temita preparado para una cosa así. Yo arranqué esperando otra cosa. Yo no quería comprar ningún ticket para ningún sorteo. Yo estaba bien así, con lo que tengo, el 2 ambientes compartido con mi hermana, el microondas que me lo compré hace nada, el escritorio que me está haciendo mi viejo y mis dos botellas de vino. Y mis experimentos. Pero no. Se hace el sorteo, al final. Yo lo miro por la tele. Y si me revoleás con el talonario entero, si me hablás de probabilidades y me decís que son altas, si me apretás contra la pared de mi cuarto para decirme cosas lindas, y sí, papi, entonces sí, entonces uno compra. No compra un ticket, compra el talonario entero. Compra la imprenta, Papel Prensa, Magnetto, puesto menor, todo. Todo compré. Todo. Uno no puede mirar para otro lado y hacer como que esas ofertas le resbalan. Uno es humano. O uno podría, bah, sí, pero te perdés la vida, sería un estúpido si no me arriesgo a creer en esas cosas, porque a la larga aparece un sorteo posta, y uno se lo perdió por todas las clandestinas en las que apostó hasta el 2 ambientes y no ganó ni un halago, siquiera, ni un mimo. En definitiva: a la pirámide de mierda la armaste vos solito. Iterativa e incrementalmente. Cagaste, primero. Armaste una montaña de las bastas, desprolija, como de dos o tres semanas de comer queso. La cincelaste del pico hacia abajo, bien bonita. La maquillaste. Preciosa se veía, de afuera. Divina. Me diste la llave, la palmadita en el hombro y me dijiste "adelante, toda suya". Y yo pasé, obvio. Abrí y pasé, y vos de afuera me mirabas y me vendías más mierda, y yo ni cuenta me di de que adentro todo olía a orto, hasta que fue demasiado tarde. Hasta que no cerraste la puerta y me encerraste entre las columnas de soretes y el piso de meos yo ni me enteré de lo que estabas haciendo. Y eso que hiciste cuando cerraste la puerta, a mí no me engañás. Estaré encerrado, pero me pediste permiso. Claramente me pediste permiso, y cerraste con llave. Me pediste permiso. Un permiso maquillado, como maquillaste la pirámide. Un permiso maquillado en un permiso que me das a mí para tragarte tus culpas. Y yo obvio que me doy el permiso, porque me-la-veía-venir (cachetada cachetada cachetada a la mesa). Me la vi venir desde que vi que el talonario estaba todo lleno de números repetidos, y desde el día que me apoyé en una pared de la pirámide y me di cuenta de que algo raro había, porque se me metió el brazo hasta el codo y me costó como 2 días y 500 kilómetros sacarlo de la mierda. Y ahí es donde te digo que termina lo de la bronca y arranca lo de los celos. Porque es obvio ese permiso, y porque es obvio que lo que querés hacer es hacer a voluntad mientras Penelope teje y te cuenta de su vida aburrida, de su vida de siempre lo mismo, de su vida desmoronada, de su vida de migajas mordidas, de añoranzas de otro continente, de anécdotas huecas, vacías y música pedorra. Total, yo te sostengo la pirámide desde adentro. Vos, piola. Vos, relajate. Vos, cogé. Si te mudás, ya tenías quién te cuidara la casa. La vas a encontrar impecable, seguro. Perfecta. Y si no te mudás, bueno: la pirámide era de mierda, tampoco era tan importante. Te veo y me dan ganas de arrancarme las corneas a tenazazos, una por una, lamentándome de que sean dos nada más para no poder seguir arrancándomelas hasta aburrirme. No me hagas promesas de amor. No me mandes el sonido del mar por WhatsApp cuando vas a pescar con tus amigos. No me vengas a dar lecciones de moral y no me vengas a decir que soy una irrespetuosa atrevida se calla el decorado atrevido maleducado. No me invites a eventos tuyos en los que vos no estás y a los que tengo que ir solo, a recordarte. No me pidas permisos con make up. No me sugieras el amiguito con derechos. Yo no te viajo por un amiguito con derechos, o sí, pero si me encabezás el ranking, papi. No quiero un amiguito con derecho que me duplica en talle de pantalón y me triplica en protuberancias faciales. Vos me gustás por todo lo demás, hijo de puta, porque sos horrible, me gustás por todo lo que usaste para construir tu fucking pirámide de mierda y la recalcada concha de tu hermana, pirámide pinaculosa de mierda que me vendiste, hijo de puta, pirámide de Mereen, arpía decapitada, que te decapitaría a vos, hijo de puta, unas ganas de pegarte, mirá. Y yo encerrado acá, forro. Mirá la baranda que me tengo que bancar ahora. Mirá el olor a mierda, a culo, a fósforos y a marihuana que hay adentro. Y vos, muy orondo. Vos, impoluto. Ni una mancha. "Hacé lo que vos quieras". Obvio que voy a hacer lo que yo quiera. Voy a llorarte con las dosis de melodrama que tradicionalmente manejo, voy a hacer el espamento que tenga que hacer en las redes sociales que tenga o que me pueda llegar a crear, voy a escribir cosas como esta que después van a ir a parar al tacho y no las va a leer nadie, voy a llamarte por teléfono y mandarte el sonido de mis mocos para que sientas que esto sí es personal, que de estos mocos y de estas lágrimas sí que tenés la culpa, y para que aprendas que con la gente que está rota no se juega, y que a la gente que está rota no se le venden pirámides de mierda. Pero si yo te escribiera todo esto ahora, por ejemplo, sería al pedo. Sería agarrar a patadas la pirámide de mierda esperando que se te derrumbara encima, y terminaría aplastado yo, aplastado por tu mierda y tu ADN. Porque vos estás afuera. Siempre estuviste afuera, mirando tus partidos de tenis, señalando lo "intenso" que soy por quererte dar un beso. Y me encerraste de un portazo. Así que quedate piola que a la salida la voy a encontrar. Vos fumate un faso, amigo. Evadite. Escapate de tu realidad de mierda. Escapate de tu mundo pseudorelajado por los vapores ilusorios de una tuca diaria de 5 cm. Disfrutá eso. Refujiate en eso, que es lo poco que te queda y lo poco que tenés. Eso, y el cine. Yo voy a aprender a disfrutar el dolor de no agarrarte más la panza a la mañana cuando me levanto, de no contarte los granos de la espalda, de no escuchar a tus bandas del orto, y solito nomás voy a encontrar la salida de este laberinto de mierda al que, en este acto solemne, sumo tu pirámide de mierda. Para que te la metas de vuelta en el orto, pelotudo.

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ESO SOLITO PARA AGREGAR...

2 comentarios:

  1. Que escrito, es fascinante, aunque quizás la historia es triste. Pero la escritura es formidable.
    Salud!

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